El verdadero otoño no entra en este país hasta que caen las primeras encuestas electorales. Y esta semana la hemos arrancado escudriñando 3 grandes sondeos electorales (1.000 encuestas telefónicas no está mal) de El País, La Vanguardia y La Razón.
Para resumir, ¿qué dicen todas ellas, en una rara coincidencia tan extraña como fiable? Que el vuelco electoral se consolida en España: el PP se sitúa a entre 2,5 y 4,5 puntos por encima del PSOE. Dicho de otro modo, el socialismo se ha dejado más de 1,5 millones de votos desde que ganó el año pasado. Para dimensionar el descalabro de las expectativas electorales de los socialistas, un dato más: al 72 % de los españoles, el presidente del Gobierno le inspira ninguna o poca confianza. Al 72%!!!!!
En Moncloa deben estar subiéndose por las paredes porque las encuestas de los medios vienen a refrendar los sondeos internos que ya manejaban y que confirman que la imagen del presidente se derrumba. El análisis es más grave cuando se entiende que la fontanería monclovita depositó sobre la figura presidencial todo el peso de la acción de Gobierno. Y, por tanto, han confiado siempre en el tirón que tiene Zapatero para sostener las cifras electorales y sus consiguientes expectativas. Si cae la «reina», los peones pierden su protección y el castillo de naipes empieza a derrumbarse.
«La fontanería monclovita depositó sobre la figura
presidencial todo el peso de la acción de Gobierno»
Vamos a intentar explicar el motivo fundamental de esta situación, como ya sabéis, al margen de la propia acción del Gobierno, centrándonos en la percepción pública. Y el motivo es sólo uno: se esta produciendo una amnesia política del electorado de izquierdas. El imaginario colectivo está perdiendo, a marchas forzadas, los referentes/marcos que usaban hasta ahora para refrendar las políticas de este Gobierno. Están perdiendo los asideros donde agarrarse.
O dicho de otro modo: el votante socialista ha olvidado por qué votaba a Zapatero. La inadecuada gestión del gobierno de la crisis económica ha generado tal nivel de confusión en los caladeros de votos de los socialistas que no consiguen asomar el resto de políticas por las que muchos ciudadanos se decidían por este presidente hace un exactamente un año. ¿Cómo podemos comprobar este diagnóstico? Cuando en las tertulias de bar, el tradicional votante del PSOE se aferra al «¿y como lo harían los otros, eh?» ¿dónde estaríamos si gobernara Rajoy?»
Malo… muy malo si esa es la respuesta. La consecuencia, en términos estadísticos, es que una parte del electorado fiel se desencanta hacia la abstención y el votante de centro-izquierda vira hacia UPyD e incluso apuesta por el cambio (PP). Y ahí tenemos el millón de medio de votos perdidos desde 2008.
Sin duda surge otra pregunta ahora igual o más interesante: ¿De qué margen estaríamos hablando si el PP hubiese acertado en su estrategia de oposición y no le apremiaran los casos de corrupción? En próximos post analizaremos cómo Moncloa podría intentar cambiar la tendencia…
Escuela de comunicación política 
Sr. Ruiz,
Gracias por su exposición. Solo un apunte, ¿no cree que la amnesia política es consecuencia del descalabro de la imagen del Gobierno y no alrevés? Y, si me lo permite, otra pregunta más. ¿Cree que los cuatro escaños augurados por las encuestas a UPyD pueden materializarse en las próximas elecciones?
Gracias,
G.
La amnesia la provoca una mala gestión de gobierno o una fallida política de comunicación, como también es el caso. Ello deriva en una mala percepción, confusión y de ahí un desplome en las estadísticas. Ahora bien, como todo, es la pescadilla que se muerede la cola: los errores, las encuestas y las percepciones se entremezclan en el tiempo y es dificil discernir, como bien dices, qué causa qué.
Respecto a UPyD, tengo el pálpito de que las cifras que manejan internamente son las que han sido publicadas y que mejorará aún más las expectativas si la imagen del gobierno y la oposición continúan como están.
Un abrazo
¿Y dónde está IU en tu análisis?
Pues yo te niego la mayor: los votantes del PSOE, al menos yo, sí nos acordamos de por qué votamos a Zapatero. Y ese es el problema de que en este momento su valoración esté tan baja: porque nos acordamos de para qué le votamos y lo comparamos con su gestión, y no nos convence. Porque no fue para esto para lo que le votamos.