Un hito histórico y la oportunidad para lograr otro, son las dos grandes novedades que nos llegan de los Estados Unidos en cuestión de 7 días. Los temas son de tanto calado que sólo haré algunos apuntes de futuro de cada uno, que invitan a la reflexión y al debate.
Una reforma con la que sólo puede ganar. Obama conseguía sacar adelante, el domingo por la noche, su reforma sanitaria, la promesa más importante de su programa electoral. El símbolo del verdadero cambio que representa su figura, en contraposición, no sólo a George W. Bush, sino a la clase política tradicional.
Pero Obama ha conseguido, de manera colateral, revertir la tendencia de su presidencia, a saber:
- Adquiere un estatus de estadista que le ayudará a la hora de sacar adelante sus propuestas
- Le permite afrontar la época preelectoral (en noviembre, legislativas) con la inercia política a su favor
- Podrá llenar el espacio mediático en las próximas semanas/meses con el asunto de la reforma sanitaria en positivo. Es decir, no busca la razón. Ahora la tiene y puede predicar con ella.
- Polariza las ideologías en su país, gracias al movimiento neocon Tea Party. En contra de lo que pueda parecer, el equipo de Obama buscaba que esto sucediera, pues ha podido ponerle cara “al enemigo acérrimo del pueblo estadounidense”, y tiene pinta de republicano exaltado.
El presidente ve el agujero y se cuela. A Obama, además, le ha venido alguien a ver y le ha regalado un conflicto con Israel (el anuncio del estado judío de la construcción de asentamientos en Jerusalén Este durante la visita de Biden al país). Como caído del cielo.
La relación de EEUU con Israel es autodestructiva, como bien demostraron Mearsheimer y Walt en el libro El lobby israelí (muy recomendable). El discurso norteamericano de apoyo a la existencia y seguridad de Israel ha sido tan rotundo durante estas décadas que ningún presidente se ha atrevido a meterle mano. La razón de ello es el poder de los grupos de presión judío-norteamericanos en la Casa Blanca sin importar su inquilino.
Esta situación sólo podía presentar un escenario de cambio justo como ha sucedido: con un flagrante error táctico de Israel, anunciando lo que iban a hacer el mismo día que el vicepresidente de EEUU llegaba al país para pedir lo contrario. Y ello era determinante para caminar hacia una solución.
Y por el hueco se colaron los americanos. ¿Acaso el hecho es tan grave como para generar tal indignación en Estados Unidos? ¿Criticaron los americanos las matanzas de libaneses en la última guerra? ¿Se opusieron alguna vez a la construcción del muro? Y estos hechos, ¿no eran lo suficientemente graves como para hacer añicos cualquier intento de paz?
Pero en esta ocasión los israelíes ha ofendido al mismo Obama y esto ha supuesto la excusa perfecta para la secretaria de Estado, Hillary Clinton, para diseñar la siguiente estrategia: usar el error israelí para ganar legimitimad en sus reivindicaciones, sin grandes grietas internas e impulsar el proceso de paz.
Evidenciando las distancias, Obama pisa el acelerador del reconocimiento del Estado Palestino, puede imponer una hoja de ruta factible para todas las partes y no provoca un tsunami en el lobby judío de su país como podría haber sucedido en cualquier otra situación de normalidad.
Obama (Rahm Emanuel en realidad que, por cierto, es judío) se ha llevado dos gatos al agua. Esta presidencia va a seguir haciendo historia.
Escuela de comunicación política 
Si no le revienta en las manos la patata caliente del montaje del 11S que cada vez les cuesta más silenciar, lógico a medida que la información sigue circulando sin frenos. Bueno, a decir verdad, si eso ocurre también se puede decir que marca historia 😉 Saludos.